El pueblo de Nueva Roma, en plena lucha por no quedar en el olvido

FERROCARRILES DEL SUD  --  INFORME




Años atrás, merced al movimiento que generaba el ferrocarril y la actividad ganadera, el poblado crecía a paso firme. Hoy sólo nueve personas habitan la antigua estación y a la escuela concurren dos alumnos.


Bahía Blanca.- Marcelo Rodríguez se emociona hasta las lágrimas cuando trae a la memoria viejas épocas de Nueva Roma, cuando el pueblo, que crecía de la mano del ferrocarril, era sinónimo de prosperidad.

A sus 80 años, llora y a la vez agradece, porque, confiesa, no fueron pocos quienes le tendieron la mano cuando llegó --solo y sin empleo-- desde su Santiago del Estero natal.

La estación del ferrocarril constituía el motor de Nueva Roma. A partir de allí, el movimiento era constante: cada jefe de estación, banderillero, auxiliar o campista, más allá de los peones rurales, se radicaban con sus familias.

La escuela, por entonces con dos maestras, era, acaso, el espacio más concurrido.

--Todavía me cuesta creer que años atrás había dos maestras y muchísimos chicos... y hoy son sólo dos alumnos --reflexiona Olga Pacyna, esposa de Marcelo, criada en estos pagos y delegada municipal durante más de cuatro décadas.
Olga dice que lo que más la entristece son las extensas jornadas de invierno, en especial los sábados y domingos, cuando no oye siquiera el paso de un vehículo.

A los 17 años, cuando su familia se radicó en Nueva Roma, su padre instaló un almacén de ramos generales. En esa época se llegó a contar con surtidor de nafta y el tren era la "vedette" del momento. A tal punto, que hasta el transporte de ganado se hacía vía ferrocarril, más allá de un servicio local de pasajeros que llegaba hasta Darregueira.

Marcelo vuelve a la carga y se emociona otra vez.

Olga están por cumplir 50 años de casados, pero a él le parece que fue ayer cuando, tras renunciar en el ferrocarril y pasar por varios empleos, le ofrecieron ser telefonista en Nueva Roma.

"Desde allí jamás me moví y de acá no me muevo", afirma, categórico, aunque advierte que la vida, en cierta manera, es monótona.

Pero Marcelo sabe aprovechar cada jornada. Corta los yuyos de todo el paraje como si se tratara de su propio jardín, atiende a los visitantes y está atento a todos los movimientos de la escuela, la policía y la delegación, lugar que hoy ocupa Claudia, su hija, quien va y viene diariamente a Bahía Blanca.


--No dejo de visitar Bahía porque siempre hay trámites para hacer y, además, allá viven mis nietos y bisnietas, pero además hacemos las compras mensuales --relata Marcelo.
Fue a partir de las privatizaciones impulsadas por el expresidente Carlos Menem, en la década del '90, cuando el ferrocarril de Nueva Roma y de otros tantos poblados que crecieron de su mano comenzaron una caída lenta pero sin pausa.

Claro que la situación cada vez peor de las explotaciones agrícola-ganaderas colaboró para que mucha gente decidiera emigrar rumbo a nuevos horizontes de progreso.

Hoy, permanecen, en forma estable, nueve habitantes. Funciona la delegación, un puesto policial --el efectivo cumple tareas en la patrulla rural--, la escuela y un teléfono público, además del servicio de internet.

Una vez cada 15 días visita Nueva Roma un médico rural, que, pese a la escasa cantidad de pobladores, tiene mucha tarea en el invierno.

Dos alumnos concurren a la Escuela Nº 4, una matrícula muy inferior a la de otros años, mientras que los tres jóvenes que cursan el secundario son trasladados en combi a un colegio de Chasicó.


--¿Si la escuela tiene riesgo de cerrar? Hoy no creo, pero no sabemos qué puede ocurrir el año que viene. Hace unos días se acaba de ir otra familia --responde Claudia, mientras asegura que el nivel es excelente porque se trata de una educación personalizada, si bien la sociabilización no se cumple.
Sin embargo, Nahuel, de nueve años, parece contento. "Me encanta jugar con la computadora, pero también soy muy bueno en matemática", confiesa, mientras cuenta que vive a nueve kilómetros de allí, que en la escuela merienda y que también recibe clases de inglés.

Claudia cuenta que la delegación tomó un rumbo "más social" --por caso con la presencia del médico o con los bolsones de alimentos que llegan para la gente carenciada desde la Provincia-- y dijo que uno de sus proyectos, orientado a mamás que residen en la zona, es el dictado de cursos de cocina y pintura una vez por semana.


--Necesitamos que las mujeres puedan salir de la rutina. Prácticamente no hay esparcimiento.
Nueva Roma carece de gas natural. Las familias utilizan tubos o garrafas. Tampoco cuentan con agua corriente, aunque ya se llevaron a cabo, por parte del SPAR, trabajos para ejecutar una perforación que abastecerá a la población. La iniciativa prevé la ejecución de la una planta potabilizadora y envasadora que permitirá entregar agua embotellada, sin costo, a los habitantes del sector de quintas y la zona rural dispersa.


Una nueva Roma

La historia del nombre Nueva Roma se remonta a la llegada del fundador, Silvino Olivieri, un italiano que encontró un paisaje muy parecido al de su Roma natal. Por eso no tardó en bautizar al lugar como Nueva Roma.

Olivieri llegó al lugar para realizar las legiones militares y agrícolas. La zona sólo era habitada por indios. El lugar guarda una rica historia vinculada con la Campaña al Desierto y, de hecho, todavía está intacta la denominada "cueva del indio", donde se recluía a los prisioneros.

Si bien se trata de un lugar de difícil acceso, varios contingentes escolares lo han visitado.

La pequeña comunidad cuenta actualmente con escasas viviendas: la Escuela Primaria Nº 4, la delegación municipal y el destacamento policial. Son los pocos edificios que quedan desde que, en 1986, se clausuraron los servicios ferroviarios y la localidad comenzó a sufrir una importante disminución de la población, al igual que otras localidades de la zona.


Transmisión

El próximo 21 de abril, un grupo de radioaficionados de Punta Alta realizará una transmisión desde Nueva Roma, donde se difundirá su historia y su actualidad. "En otra ocasión se han hecho mateadas, algo muy interesante, no sólo porque esas actividades rompen con la rutina, sino porque queremos que nuestro lugar siga estando vivo", reflexionó la delegada, Claudia Rodríguez.


Un día que quedó en la historia

El 15 de mayo de 2011 quedará grabado a fuego en la retina de muchos de quienes vivieron --o viven-- en la estación Nueva Roma, a 40 kilómetros de Bahía Blanca, en el distrito de Tornquist.

El Ejército Argentino voló la estructura del viejo puente que había colapsado 30 años atrás sobre el río Sauce Chico, dejando, así totalmente limpio el cauce.

La voladura del puente era un viejo reclamo desde que, en 1982, la estructura de hormigón cedió y quedó semidestruida, tendida sobre el cauce que, a esa altura, tiene unos 15 a 18 metros de ancho. De esta forma, ante cada lluvia de importancia en la zona, ese sector del Sauce Chico se anegaba, lo que derivaba en la inundación de centenares de hectáreas circundantes y la consecuente pérdida de sembrados, alambrados e instalaciones rurales.

En primer lugar, se debió eliminar del cauce varias toneladas de árboles y ramas que habían sido arrastrados por la corriente durante la crecida que tuvo lugar a principios de enero de 2011, cuando se registraron lluvias de 200 a 300 milímetros en la región.

Luego se inició el análisis de la estructura del puente, a fin de determinar cómo se haría la voladura y, una vez que se completó el análisis de la estructura, comenzó la perforación de puntos sensibles para colocar allí los explosivos plásticos. Se realizaron más de 180 agujeros. Entonces sí quedó todo listo para que el puente formara parte de la historia.

La Nueva Provincia 
 26/03/2012