Hace 94 años, en agosto de 1918, la empresa del Ferrocarril del Sud inició la construcción de las escaleras de acceso al puente peatonal sobre las vías en la zona de la avenida Cerri, entre las avenidas Cerri y Parchappe.
Desde mucho tiempo antes los vecinos advertían con entusiasmo las columnas de seis metros de alto levantadas de extremo a extremo de esas calles, anticipando la concreción del reclamado paso peatonal. La construcción respondía a la inquietud de la gente de las villas, que diariamente debía cruzar la parrilla de vías en una época en que hacerlo era "un tanto peligroso por el constante maniobrar de máquinas y vagones".
Ante tal situación, la Municipalidad había solicitado a las autoridades inglesas de la empresa del riel la ejecución de un puente carretero. La respuesta que, de todas maneras servía para atender la necesidad, fue un puente peatonal de 105 metros de largo y dos de ancho, con estructura de hierro y plataforma de tablas de madera dura.
Bautizado en algún momento como "el Puente Negro" se convirtió en la única alternativa de paso para los vecinos del lugar, quienes lo cruzaban incluso cargando sus bicicletas, carros o motos. Nunca más la empresa concesionaria del riel ni la comuna concretaron otro paso.
Hace un par de años, sin embargo, la situación se modificó drásticamente. Fue cuando, como consecuencia de la prolongación de la avenida Cerri hasta el cruce con Chiclana-Montevideo, se demolió el paredón existente sobre la avenida Cerri, con lo cual se abrió la posibilidad del cruce de vías a nivel suelo, con lo cual el puente ha perdido, inesperadamente, gran parte de su uso.
La Nueva Provincia
07/08/2012